jueves, 10 de mayo de 2012 | | By: Cristina

Llega el verano, protégete del Sol


Aprovechando que recientemente se celebró el Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel y que está llegando el veranito, quiero dedicar esta nueva entrada a algo que afecta a todos, desde el que practica kitesurfing hasta el que toma el sol en la terraza del chiringuito. Me refiero por supuesto a la exposición solar y sus potenciales consecuencias.



No quisiera limitarme a dar consejos para protegerse del sol, porque al fin y al cabo todo el mundo sabe ya que no se debe tomar el sol en las horas centrales del día, todo el mundo sabe que se deben usar fotoprotectores, que hay que usar ropa adecuada, etc. así que intentaré contar algunas cosillas que os puedan interesar.

 

La energía solar

 

La energía solar se compone de un amplio espectro, desde la radiación ionizante ultracorta hasta las ondas de radio ultralargas de muy baja energía fotónica. Sin embargo, en la superficie terrestre sólo llegamos a recibir las emisiones de radiación ultravioleta (sobre todo tipos A y B), la luz visible y porciones de infrarrojo.

La radiación que más nos interesa en relación a la piel son los rayos UVB y UVA. Lo que más recibimos del sol son los tipo B (producen un bronceado más oscuro y retardado), y menos del otro tipo, que son los que se usan en las lámparas de bronceado artificial, y producen un bronceado menos intenso pero más inmediato.

 

¿Qué es el factor de protección solar?

 

El Factor de Protección Solar (FPS) nos multiplica el tiempo que nuestra piel puede estar al sol sin quemarse, es decir, si en condiciones normales nos quemamos en 10 minutos, con un factor de protección 20 tardaríamos 200 minutos en quemarnos. Esa es la teoría, porque la eficacia del fotoprotector depende de si sudamos, si nos mojamos, etc. y además, con los fotoprotectores existentes en la actualidad sería necesario aplicar unos 2mg de crema por cm2 de piel para conseguir el nivel de protección que nos indica en la etiqueta.

Por todo eso, por alto que sea el factor de tu crema, es recomendable ponérselo cada media hora, especialmente si nos metemos en el agua o realizamos alguna actividad que pueda disminuir su eficacia.

Además, es importante conocer cuál es nuestro fototipo de piel, para orientarnos hacia que FPS debemos utilizar, porque mientras un fototipo V puede estar perfectamente protegido con un factor de 4, un fototipo I no debe ponerse nunca menos de un factor 15. Por supuesto ayuda mucho conocer nuestra piel, si vemos que con un factor de 5 nos quemamos enseguida, habrá que usar uno mayor para evitarlo.

Especial atención hay que prestar a los niños, sobre todo los menores de 3 años, no deben ser expuestos al sol a edades tan tempranas, y no hay que olvidar que es responsabilidad nuestra que puedan tener cualquier complicación en un futuro.


 

El sol y sus consecuencias

 

La exposición solar excesiva produce efectos en la piel tanto agudos (eritema, quemaduras) como a largo plazo (fotoenvejecimiento, arrugas, xerosis, telangiectasias…). Además, pueden aparecer lo que se denomina lesiones precancerosas, como pueden ser las queratosis, los nevus (lunares) o ciertas cicatrices hipertrofiadas. Son lesiones que tienen una mayor o menor probabilidad de degenerar en una neoplasia maligna. No obstante, dependiendo del tipo de cáncer, se puede desarrollar sobre una lesión previa o sobre piel sana.


Fuente:

-Martí RM, Casanova JM, Astals M, Baradad M. Clínicas Dermatológicas de la AEDV 2004
-Harrison. Principios de Medicina interna. 15ª edición 2002
-Fitzpatrick. Atlas en color y sinopsis de dermatología clínica. McGraw Hill
-H. Tarrio.

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